domingo, 29 de mayo de 2011

Marcahuamachuco - La Libertad

El pueblo de Huamachuco es favorecido con riquezas arqueológicas incomparables alrededor de la ciudad. En el Perú, como en ningún otro país del mundo, el pasado prehistórico se instruye en nuestra conciencia. Pero acá en Huamachuco los restos de varias civilizaciones nos sobre miran de los cerros, y el pasado es presente y tangible. Generaciones desaparecidas nos animan con sus hechos, y nos exigen servir como guardianes de su legado. De los varios tesoros arqueológicos de la zona, la joya es sin duda Marcahuamachuco. Desde siglos sus muros enigmáticos han sido visibles en los valles circundantes, símbolo de pasado, noble, lleno de ambición y grandeza.

Como resultado de las investigaciones recientes, sabemos que la grandeza de Marcahuamachuco es antecedente a la expansión imperial de los Incas o de los Huari. Antes de 400 d.c. comenzaron a construir los grandes muros dobles de dos y tres pisos que encierren mucho del sitio y que servían como espacio doméstico para los moradores. Esta obra representa nuestro primer contacto con el Señorío de Huamachuco, sobre el cual los cronistas comentaban siglos después en contexto de la conquista incaica de la zona. Durante el incario, el territorio huamachuquino se extendía desde el Rio Crisnejas hasta Conchucos, y de Carabamba hasta el Marañon. Estas fronteras fluctuaban con el tiempo, pero representan más o menos el límite de influencia huamachuquina durante el milenio de su poder. Este territorio grande y diverso proveía recursos naturales y humanos incalculables a la capital.

A 500 d.c. fue el centro más grande de toda la sierra norteña. Un estilo arquitectónico distinto había surgido. El cerro mismo fue la cantera de que material de construcción fue sacado. La piedra natural fue ligeramente labrada, y cuidadosamente amontonada para los muros. Pachillas chicas llenaban los intersticios entre las piedras grandes. Las esquinas monumentales tan típicas de Marcahuamachuco ya formaban parte del inventario arquitectónico con grandes bloques rectangulares alternando en posición vertical y horizontal. En contraste con civilizaciones más tardías, en que un plan urbano ortogonal fue impuesto sobre el terreno, los constructores de Marcahuamachuco trabajaban en armonía con la tierra, utilizando cada eminencia natural, siguiendo los márgenes de las peñas, permitiendo que las curvas del cerro dictaran la forma de la ciudad. Es muy claro que querían impresionar y asombrar. Los muros que construían son visibles a una distancia de 50 Km.

Gracias a los antropólogos y sociólogos modernos, entendimos mejor los detalles de la organización social andina, y éste nos ayuda en interpretar las relaciones prehistóricas entre el cerro y los valles. Este no fue relación estricta de dominación y subordinación, sino también reciprocidad y de interdependencia. Marcahuamachuco fue el centro de la vida económica, política y religiosa de toda la provincia. Pero el centro fue dependiente de la gente de las comunidades tributarias para su vitalidad e importancia. La gente del valle fue vinculada al centro por parentesco, por su participación en las varias guarangas que comprendía la población de la provincia.

Las galerías masivas de Marcahuamachuco son testimonio a esta interdependencia. Estas galerías rectangulares, hasta 10x60 m. fueron construidas con planificación experta, y con la colaboración de grandes grupos de trabajadores. Excavaciones en 1987 demuestran que una función importante de las galerías rectangulares del Cerro del Castillo fue la hospitalidad. Estas estructuras podían acomodar grandes reuniones. Entre los hallazgos cerámicos son ollas grandes, vasos pintados y coladores que servían en la preparación y distribución de chicha, regalo y alimento tradicional en ocasiones ceremoniales y rituales. Los muros de estas galerías también contienen gran cantidad de huesos humanos. Los entierros son secundarios, puestos en los muros (probablemente durante la construcción) meses o años después del fallecimiento, adultos y ancianos fueron incorporados en los muros, y éste nos habla de la importancia del parentesco, reverencia para los antepasados, y el deseo de incluir sus restos en las estructuras dedicadas a la afirmación de estas vinculaciones sociales.

Integrando y dominando las varias galerías y plazas que servían como espacio público, es el Castillo, la estructura preeminente del cerro y de la región. El muro perimétrico de este monumento inspiraba respeto y temor y excluía todos sino los más privilegiados de sus recintos sagrados. El Castillo debe haber servido como centro religioso, y símbolo de la legitimaría de la élite de Marcahuamachuco en las civilizaciones andinas prehistóricas, la distancia entre clases servía para disminuir la separación entre segmentos de la población. Pero esta sí fue una sociedad clasista, y el Castillo es la evidencia concreta de esta realidad. El Castillo es un rompecabezas arqueológico, mostrando el efecto de siglos de reconstrucción y cambios en su función por huaqueros. Pero sabemos que la forma general del Castillo aparecía antes de 500 d.c. y que el monumento no tenía rival en la sierra norteña.

El Señorío de Huamachuco logró importancia regional más o menos a 400 d.C. Es posible que esta importancia fuera basada en intercambio con sus vecinos, con los Mochicas al oeste, la cultura Recuay al sur, Cajamarca al norte, y las culturas menos conocidas del Marañòn al este entre 650 y 700 d.C. El imperio Huari extendía su influencia al norte del Perú, afectando el curacazgo de Huamachuco. Esta influencia se puede apreciar en Viracochapampa, centro administrativo construido en el camino al norte. Pero Marcahuamachuco, según los datos ya disponibles, resistía la dominación extranjera, y Viracochapampa nunca fue ocupado, sus muros dejados sin terminar. No hay evidencia de influencia Huari en Marcahuamachuco al contrario, los Huari adoptaban varios atributos arquitectónicos de los huamachuquinos y la galería rectangular fue trasladada al sur en incorporada en el inventario de formas arquitectónicas típicas de Huari; más tarde servía como prototipo de la Kallanka incaica.

La ocupación de Marcahuamachuco seguía después de 1000 d.C. pero sin nueva construcción de importancia. El genio del pueblo seguramente se expresaba por otros medios a partir de esta fecha. Con la dominación incaica a partir de 1470 d.C., Marcahuamachuco fue abandonado. Los Incas fundan un nuevo centro provincial, en el mismo lugar que ocupa Huamachuco moderno. La plaza moderna fue parte de la plaza incaica, y la capilla de San José se encuentra en el Ushnu incaico. 

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