domingo, 29 de mayo de 2011

Ciudadela de San José de Moro

San José de Moro es una extensa colina de aproximadamente 150 hectáreas de extensión formada entre dos brazos del río Chamán, 5 km al norte de la ciudad de Chepén, en el departamento de La Libertad y alberga uno de los más importantes cementerios y centros ceremoniales regionales pertenecientes a la sociedad Mochica y culturas subsecuentes.

Su superficie se eleva aproximadamente siete metros sobre los terrenos de cultivo que la circundan y, sobre ella, se encuentran alrededor de catorce montículos artificiales, muchos de los cuales son restos de edificaciones prehispánicas cuya forma original no es posible definir con exactitud a causa de la erosión y el huaqueo que sufrieron a lo largo de cientos de años. Entre los montículos de mayor importancia tenemos: Huaca Cuadrángulo, Huaca Suroeste, Huaca La Capilla. Huaca Alta, y Huaca Chodoff. Tanto los montículos como las áreas que los rodean presentan una densa estratigrafía que en algunos casos alcanza los ocho metros de capas superpuestas correspondientes a casi 1000 años de ocupación continua.

San José de Moro (SJM), ciertamente, es un sitio arqueológico singular tanto por la riqueza de los artefactos y contextos que se encontraron allí, como por su disposición estratigráfica. En él abunda evidencia de su importancia como centro ceremonial regional al que acudían personas de todo el valle de Jequetepeque para celebrar rituales muy elaborados, particularmente entierros de miembros de la élite y rituales de culto a los ancestros. Relacionados con la evidencia funeraria, se encontró artefactos y contextos que indican que existió una producción masiva de chicha y de alimentos que habrían servido para darle sustento a las poblaciones que asistían y participaban en los rituales. La producción y el consumo de chicha, que fueron las actividades permanentes y continuas en el sitio, estuvieron íntimamente relacionados con los entierros y los rituales funerarios que, independientemente de lo elaborado de las tumbas, habrían sido las actividades eventuales.

San José de Moro parece haber tenido la función de albergar rituales de ámbito regional, pero de duración limitada. En otras palabras, el sitio pudo haber sido una suerte de «campo ferial» o centro ceremonial, cuya peculiaridad residía en que era intensamente ocupado por breves periodos de tiempo, para la celebración de rituales estacionales o para algún acontecimiento especial, como el entierro de una persona notable. A SJM acudía gente proveniente de todo el valle de Jequetepeque y de regiones aledañas, trayendo consigo sus artefactos, productos para la preparación de chicha. Fuera de «temporada», el sitio permanecía prácticamente desocupado, quizá sólo habitado o visitado por los oficiantes religiosos. A SJM llegaban días antes de las festividades y rituales los encargados de la preparación de la chicha, procedían a desenterrar las ollas y recipientes que habían dejado en el sitio en la anterior visita y preparaban grandes cantidades de chicha dejándola macerar. Es muy posible que diferentes comunidades tuvieran en el centro ceremonial espacios asignados a los que regresaban cada año y en los que guardaban las vasijas para cocer la chicha y las paicas para macerarlas.

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